Lo que pensamos al tener sexo oral: 10 millennials lo cuentan todo

Sinceramente: el sexo oral es algo estupendo. ¿Pero realmente conocemos las preferencias de nuestras parejas? ¿Duro o suave? ¿Usar los dientes, la lengua o los labios? La lista de incógnitas es larga. Hemos hablado con 10 millennials para que sepas lo que pensamos al tener sexo oral. Las respuestas abarcan desde inseguridad hasta distracción y placer absoluto.

1: Sara (29): «Por favor, que esté limpio».

«Si voy a dar una vuelta por ahí abajo, solo espero que el chico se haya lavado bien. Nada es más desagradable que un pene que huele mal o tiene un sabor extraño. Me provoca arcadas. Me gusta practicarle sexo oral a un hombre, pero su amiguito debería pasar antes por la ducha. Al fin y al cabo, yo también me aseo antes de meterme entre las sábanas con él».

2: Andrea (31): «No muy profundo, por favor».

«Mi problema con el sexo oral es el reflejo nauseoso, ya que mi faringe es bastante sensible. Incluso si llevo el cepillo de dientes muy lejos dentro de mi boca, en ocasiones tengo arcadas. Así que te puedes imaginar qué ocurre si tengo muy buenas intenciones y dejo que su pene entre con demasiada profundidad en mi garganta. El sonido de las arcadas y las lágrimas recorriendo mis ojos no son algo sexy. No obstante, tampoco quiero parecer una niña chupando una piruleta. ¡El sexo oral no es nada fácil!».

3: Kerstin (34): «¿Lo estoy haciendo bien?»

«Antes de conocer a mi marido, nunca sabía con seguridad qué tenía que hacer con mi boca durante el sexo oral. A algunos hombres les gustaba que utilizase mis dientes con suavidad, mientras que otros sufrían un ataque de pánico con solo pensar en ellos. Y no me hagas hablar de sus testículos: lamer, chupar, mordisquear, masajear… ¡quién sabe! Una comunicación abierta y honesta sobre las preferencias de cada persona puede ayudar a evitar las situaciones desagradables y la incertidumbre y, además, aumenta la intensidad sexual. Esto no solo se aplica al sexo oral, sino a todos los aspectos del acto sexual».

4: Lisa (28): «Soy una experta del sexo oral».

«Por favor, no te rías de mis ideas sobre el sexo oral, pero me gustaría aparecer en los libros de historia como la mayor experta en esta disciplina. Bueno, tal vez esté exagerando, pero creo que saber cómo chupársela a un hombre es una de mis competencias clave. Simplemente disfruto haciéndolo. Me encanta y también soy buena en ello. En ocasiones, ni siquiera quiero parar».

5: Jake (31): «¡No termines en mi boca!»

«Me gusta cuando todo va sobre ruedas y me doy cuenta de que él está disfrutando. Me excita mucho cuando llevamos el mismo ritmo y nuestro deseo por el otro aumenta al mismo tiempo. No obstante, lo que suele pasar por mi cabeza es: “¡No te pienses que esto es todo, cariño! Cuando acabemos esto vamos a tener sexo, ¡así que no termines en mi boca!”».

6 Sandra (23): «Espero que mi collar no se rompa»

«Me encanta chupársela a un hombre. Lo disfruto de verdad y suelo ponerme húmeda mientras lo hago. Es el juego previo perfecto. Creo que también lo hago bastante bien, al menos a juzgar por sus reacciones. Sin embargo, en más de una ocasión mi barbilla se ha quedado atascada en mi collar. Nunca me lo quito, y esta pequeña limitación ya ha sido motivo de unas buenas risas en la cama en el pasado».

7: Stephanie (35): «Si no queda más remedio…»

«Realmente no me gusta el sexo oral, ni que me lo hagan, ni hacerlo. Si lo hago, es más bien un favor. Probablemente, esta sea la razón por la que no siempre estoy entregada al cien por cien. Mis pensamientos siempre están divagando. Desafortunadamente, creo que mi novio lo sabe».

8 Lara (30): «Para mí, las apariencias son importantes»

«Tengo que admitir que mis pensamientos no siempre se centran exclusivamente en el pene del hombre mientras le estoy proporcionando placer. También me preocupa cuál es mi aspecto durante el acto. Debe ser una imagen curiosa, yo sentada sobre él totalmente desnuda. Me pregunto si mi culo se verá sexy cuando lo levanto o cuál es el aspecto de mis pechos desde otra perspectiva. Intento mostrarme desde el mejor ángulo».

9: Jenny (25): «Deja de molestar, tengo que concentrarme»

«Creo que soy muy buena en el sexo oral, pero mientras chupo o lamo tengo que centrarme. Por ejemplo, no me gusta cuando el hombre intenta masturbarme al mismo tiempo. Para mí, el 69 no es muy divertido. Quiero hacer un buen trabajo y que él lo disfrute. Otra cosa que odio de verdad es cuando él me empuja la cabeza hacia abajo. Es absolutamente humillante. Cuando un hombre hace eso, normalmente le aparto la mano de inmediato. Creo que soy un poco zorra cuando se trata del sexo oral (risas)».

10: Martin (22): «En mi boca no, por favor»

«No quiero su esperma en mi boca. Simplemente, no me gusta el sabor y tampoco lo quiero en mi cara. Ni siquiera me apetece chupársela bien a alguien, porque así aumenta el riesgo de que me salpique. Sin embargo, esto no se aplica al resto de mi cuerpo: ahí sí que me gusta».

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Autor

Frieda trabajó como periodista autónoma durante 10 años y solía escribir sobre recetas de Semana Santa, iconos de estilo, metabolismo humano y restaurantes Michelin. Resumiendo: sobre todo, excepto sobre sexo. Y tenía una buena razón. Durante todos aquellos años, Frieda siempre había considerado que llevaba una vida sexual típica. El cambio llegó después de una ruptura amorosa, momento en el que decidió dejar la píldora, que llevaba tomando 14 años. Fue entonces, a los 28 años, cuando finalmente descubrió su maravillosa sexualidad y encontró su verdadera, única y hambrienta libido. Desde entonces, no solo practica una nueva sexualidad, sino que también escribe y habla sobre ella. ¡Y hoy se siente más satisfecha que nunca!